jueves, 27 de febrero de 2014

Protesta sí, anarquía no!

Creo que todos saben que vivo en Venezuela. Creo que todos saben cuánto quiero esta tierra de gracia, venida a menos en la última década y media; malversada y malgastada por un cogollo resentido y despilfarrador de los recursos de la nación... pero aún con sobrados motivos, la crisis no nos puede llevar a la falta de sensatez y a la anarquía total.
Después de la detención de Leopoldo López, líder del partido político Voluntad Popular, esta oposición frágil quedó como acéfala; bajo la consigna: "ahora el líder eres tú". Vino entonces la convocatoria de marchas, concentraciones y barricadas, "tranca tu calle",  "que no haya carnaval", "el que se cansa pierde", etc; lo cual ha llevado a un total caos de movilización en el este de la ciudad, y a cosas muchísimo peores como saqueos y muertos en otras regiones del país.
Si bien el cierto que los grandes líderes de todo lo que se está haciendo actualmente son los jóvenes, estudiantes universitarios en su gran mayoría, no es menos cierto que el ímpetu y la prudencia que se tiene a los 18 años, no es la misma que se tiene cuando se tienen 36 o 54 años. La experiencia suele conferirnos sabiduría, en la mayoría de los casos.
Tiene que haber alguien que llame a la sindéresis, al juicio correcto de las acciones que se tomen. No podemos seguir siendo carne de cañón. No nos pueden seguir matando y agrediendo a mansalva, ante la mirada indolente de un gobierno autoritario e inconsciente. 
No podemos seguir permitiendo que sean nuestros jóvenes los que sigan llevándose el grueso de esta represión. Y no hablo de cambiar unas víctimas por otras, hablo de no exponernos más de lo necesario, no caer en provocaciones ni provocar, no rendirse pero no extralimitarse.
Las barricadas son un notorio ejemplo de la pérdida de coherencia. Trancar las calles. ¿Eso a quién perjudica realmente? ¿Creen ustedes que con eso se sensibiliza al colectivo y a la sociedad? Por el contrario, es darle la oportunidad al gobierno de etiquetarnos como locos desubicados, de su gastada palabrita fascistas, etc. 
No señores, la calle trancada no favorece a nadie. La confrontación directa con un militar armado menos, mas si tomas en cuenta que las armas de los jóvenes es una bandera, una gorra y su pensamiento libre.
Muchos han repudiado la actitud pacifista del ex candidato presidencial Henrique Capriles, por considerarlo incapaz de afrontar la situación actual que atraviesa el país. En mi muy personal y humilde opinión, en esta coyuntura es la actitud correcta. Convocar a la juventud sin un plan definido del qué, el cómo y el para qué, es básicamente lo mismo que convocarlos a una rebelión.
Venezuela nos necesita firmes, pero no con la rigidez de la muerte. Seamos inteligentes.
Protesta sí, barricada no.

lunes, 17 de febrero de 2014

Con sangre que corre por las venas

Hoy me tuve que sentar a escribir con la cabeza caliente, porque si dejo que se me enfríe no digo todo lo que pienso y esta vez no quiero ser comedida...
Mi mejor amiga de la infancia siempre me decía: "a ti te encanta buscarte enemigos de gratis" Y la verdad no eran enemigos, simplemente decía lo que pensaba. Con el tiempo fui aprendiendo a reprimir más de la mitad de lo que pienso, por aquello de no ser "inoportuna", de "no ganarme enemigos de gratis" y por ser "políticamente correcta".
Hoy, agarré ese bozal y lo quemé con kerosene. 
Estaba en una reunión donde alguien habló de la carta de amor de Laureano Márquez a Venezuela, y dijo un muchacho: "creo que no estamos para eso..."
¿Cómo que no estamos para eso? ¿ Y más o menos como para cuándo van a dejar ustedes el amor por su país? 
Les hablo de un grupo de potenciales emigrantes, todos jóvenes y agobiados por la crisis, la escasez y la inseguridad.
Es cierto, vivir en Venezuela es toda una aventura de riesgo hoy... pero este país no sólo nos vio nacer, aquí crecimos, nos educamos, aprendimos lo que es el calor humano y la amistad, hicimos "familia" con el vecino, con el que vende el pan, con el que reparte el periódico....
En este país mis padres hicieron su vida; mis abuelos, los biológicos, los adoptivos... en este país me hice GENTE. Es que acaso no es obvio todo lo que tengo que agradecerle? Es que todos los otros venezolanos que hemos sido levantados aquí no tienen algo que agradecerle a Venezuela?
Yo comprendo perfectamente las razones por las que la gente joven y más la educada se quiere ir y se va, pero es simple: todos no nos podemos ir. ¿Por qué? Más simple aún: porque uno no levanta una casa para dejar que se la quiten sin por lo menos dar la pelea; nuestros ancestros no sudaron construyéndonos un futuro para que nosotros lo lancemos a la basura porque es más fácil abandonar que defender. La gran mayoría de los venezolanos que lograron hacer un patrimonio lo hicieron desde cero, a punta de trabajo; así que no puedo comprar la excusa de "aquí no se puede". 
Una parte del grupo se molestó y se fue... es doble trabajo. Igual nos tenemos que seguir viendo, e igual seguimos viviendo TODOS en la misma casa.
Por mi parte, mientras se pueda, seguiré defendiendo MI CASA: VENEZUELA.


domingo, 9 de febrero de 2014

El gordo, el pelo y la mayonesa

Esta historia es 100% real...

Hace como 6 meses mi amigo Emir me invitó al cine. Emir es de esos amigos de toda la vida que parecen familia, porque jamás hubo cruel intentions en ningún sentido. Desde que lo conozco se quiere casar, tener hijos, es su momento de enseriarse, etc. Pero con la mujer "que le haga clic".
Ese día del cine, previendo una cola como la de comprar harina pan, llegamos muy temprano al cine, así que fuimos a visitar a un amigo suyo que tiene una tienda en el centro comercial donde nos encontrábamos.
- El gordo Pepe! - vociferó Emir.
- Mi alto pana Emir - dijo con una amplia sonrisa en el rostro Pepe.
Pepe es un hombre contemporáneo con Emir, de unos treinta y tantos años. Soltero, moreno claro, pasadito de peso, de conversa ligera y de esos que dicen por ahi "ni bello que encanta ni feo que espanta".
Comienzan los dos amigos a hablar mientras yo mato mi tiempo viendo la mercancía. Ambos se conocieron en un gimnasio al que también asistía una mujer muy hermosa y joven, hija de alguien conocido en el sector donde los tres viven. Según Pepe, hasta su novia se "buceaba" a la muchacha de lo hermosa que era.
- Yo te digo algo: bella y todo, pero uno tiene que estar pilas. Que tal que sea una cerda comiendo???
Ante mi cara impávida de asombro, Pepe aclaró:
- si chama, es que imagínate; yo pidiendo y que una ensaladita, y ella comiendo hamburguesa con papas fritas, y echándole mayonesa como loca! Qué va, con esa chama no se puede salir más. En 5 años se muere con el corazón taponado en grasa.
- es así Pepe! Yo pienso lo mismo, respondió Emir. La mujer tiene que cuidarse de lo que come, bebe, dice, hace... es como esa barbaridad que inventaron que no se pueden lavar el pelo todos los días. Qué asco! Yo salía con una que usaba extensiones y según ella se le dañaba el pelo, cuando parecía una bolsa de pastelito en la noche del día que se lo lavaba.
- hermano, yo se los huelo... 
Casi me desmayo ante semejante afirmación.
- si, yo a mi novia le huelo el pelo a ver si es verdad que se lo lava lo suficiente, porque no me provoca ni tocarla si le huele a grasa el pelo. Es más, ni te diste cuenta y ya te lo olí a ti.
Emir, ya va a empezar la película, fue lo único que alcancé a decir. Y ligeramente nos fuimos de la tienda.
No se si Pepe es ya un hombre felizmente casado, pero como pueden imaginar, Emir sigue soltero y buscando... u oliendo cabezas...
Cosas veredes Sancho, que non crederes.

y tu eres el número:

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