Gaby es la princesa de su mamá, de su abuela y hasta de su bisabuela. Realmente es una niña preciosa, en todos los sentidos. Es trabajadora, es responsable y tiene 23 años. El problema es, que ella no tiene ni idea de lo valiosa que es.
La Princess se casó hace tres años con un ejemplar de la vida, de esos que sirven para oírles los cuentos; pero sólo eso! Empeñada en que su amor por ella lo haría cambiar. Han pasado 7 años y el sigue viendo si puede llevarse a la cama hasta a las monjitas del colegio donde estudió primaria.
Peor aun, él es un infiel confeso. “Yo voy a cambiar Princess, te lo prometo”. Eso lo ha oído Gaby en reggeaton, en bachata, en merengue y hasta en salsa cabilla. Y nunca pasa. Pedro siempre vuelve a sus andadas.
“Lo voy a amenazar con divorcio”. COÑO! Ahora sí la vas a regar. A la gente no se le amenaza, porque se le pone en sobreaviso; se hace lo que se va a hacer y punto. Además, al no cumplir tu palabra, Pedro sabrá perfectamente que está más cómodo que el que te conté en Miraflores. No lo saca nadie.
Este cuento es relativamente común: una mujer campana* acompañada de un cenicero de moto (pregúntense ustedes para qué sirve un cenicero en una moto) “Doñita, es que tengo miedo a quedar sola”. Muchacha! Tienes 23 años, la vida entera te está esperando! Mira a la Duquesa de Alba y a Zsa Zsa Gabor! Ahora es cuando hay candidatos para ti en esta vida. Si algo me ha enseñado el pasado, es que a veces es mejor seguir a pie que montada en el autobús de la infelicidad. Total, siempre viene otro autobús detrás.
Yo no sé que nos pasa en algún momento de nuestra vida, que nos aferramos al carcaman que tenemos a nuestro lado como si fuese la cura del cáncer. Mujeres, hay que quererse! Si nosotras no asumimos el valor que realmente tenemos, como esperan que venga un extraño a tasar nuestro valor? Faux pas.
Espero que mi amiguita Gaby abra sus ojos y se de cuenta de qué es lo que debe hacer si realmente quiere ser feliz.
1 comentario:
Díselo! eso sería un buen inicio
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