domingo, 16 de junio de 2013

La escasez de elegir

En Venezuela hace veinte años, la gente se compraba el carro que le daba la gana, comía la mantequilla que más le gustaba, tomaba la leche que menos daño le hacía y usaba el papel toilette del color, el olor y la textura de su preferencia. Es decir, la gente ESCOGIA el producto que quería consumir.
Hoy, la gente no escoge lo que se come. Muy por el contrario, la gente recorre uno, dos o tres supermercados "cazando" los productos de primera necesidad. Incluso, nos planteamos trueques: "si consigues harina PAN te compro y tu me das papel que compraste una paca"y así vamos.
La gente se anota en listas de espera interminables para comprar un carro. "El que haya", del color que venga y con las comodidades que decida el concesionario. Eventualmente, si tiene dinero; podrá acceder a una gama ligeramente más grande de vehículos, pero pagará el doble o más por el vehículo en cuestión.
De mas de veinte marcas de vehículos disponibles, la mayoría con plantas ensambladoras, escasamente quedan  alrededor de cinco, bajo las condiciones descritas en el párrafo anterior.
Ni hablar de las medicinas. Hay productos que pasan meses sin aparecer. Me tocó directamente comprar un antiarritmico en la hermana república, porque por motivos de costo no había laboratorio que produjera dicho fármaco. Un producto que cuesta en el mundo entero mas de cincuenta dólares  aqui es vendido a escasos doce bolívares fuertes. No hay laboratorio en el mundo al cual le pueda ser rentable fabricar o importar este medicamento en nuestro país.
Podría pasar la noche enumerando la cantidad de cosas que ahora no elegimos, sino que simplemente nos son impuestas por un tema de escasez. Un pais con un sistema productivo hecho añicos y con una deuda que se pierde vista, pues simplemente somete a su masa a la imposición.
Evidentemente, hay un grupo reducido de venezolanos que logra traspasar las fronteras y percibe que esto no es la normalidad... que en otras latitudes la gente solo requiere ir a una tienda a comprar todo lo que necesita y de la marca de su preferencia.  Pero qué pasa con esa generación de venezolanos nacidos del año dos mil en adelante, que sólo conoce esta "patria"? Que pasa con esos venezolanos para los que la escasez de elegir es la norma, que jamás en su vida ha podido comprar sólo la marca de su elección?
Y no tiene nada que ver con el estrato social, es una realidad que afecta a la totalidad del territorio venezolano. Todo el que actualmente vive en este país sabe que hasta la leche de fórmula para los bebés hay que perseguirla como si fuera oro.
Es tan deplorable la situación, que aun prestándonos al juego macabro salimos mal parados. En dias pasados coordiné un trueque de alimentos con un amigo, y para mi triste sorpresa me sacaron mi parte del trueque de debajo del asiento del copiloto de mi carro.
Yo presumo que en el futuro comeremos "patria", beberemos "patria" y nos trasladaremos en la "patria". Porque sin productos de ningún tipo, la "patria" tendrá que dar para todo... 

miércoles, 5 de junio de 2013

Cuidado con lo que dices...

El día de ayer tuve una conversación via chat con una persona que intempestivamente me agredió, me juzgó y desapareció. Hasta ese punto, no me parecía adecuado el comportamiento, pero no era mal de morir. Yo le dije a esta persona, que la experiencia me había enseñado a medir lo que digo, dada la conducta poco racional de la gente ante pequeños estímulos.
Bueno, así terminó el día de ayer. 
Cual no sería mi sorpresa hoy, cuando al llamar a una vieja amiga por su cumpleaños me dice: gracias amiga, pero no estoy tan feliz como debería porque a mi hermano le dieron un disparo, y no sabes quién fue. Su hermano, quién también es mi amigo, tiene una finca en el interior de Venezuela y tiene un "socio" con el que ha compartido verdes y maduras. Sorpresa: fue su socio quién le disparó.
Al parecer este señor escuchó una conversación donde mi amigo manifestaba su interés en vender la propiedad, y el "socio" entró a buscar un arma para matarlo.
Por suerte, mi amigo sobrevivió. Pero después de mi estupor, me quedé pensando en la conversación de día anterior.
"Me parece que tratas de corregirme". Me dijo la persona con la cual hablaba. No, ni lo trataba ni lo trato, yo no tengo hijos para ir por la vida educando al prójimo. Pero sí me gusta compartir mis experiencias de vida porque dicen que los sabios aprenden en las cabezas ajenas. 
El grado de inseguridad e insanidad de este país ha llegado a niveles insólitos. El "socio" de mi amigo ha compartido tantas cosas con él que hasta sus hijas lo llaman "hermano". Realmente ambos han obtenido lucro trabajando juntos, pero también es cierto que hasta el día de hoy se habían comportado AMBOS como familia.
Algo nos pasó a los venezolanos. Perdimos la humanidad, la cordura, el sentido común... pareciera que estrictamente nos mueven las vísceras. No voy a emitir juicio político respecto a nuestro grado de descomposición social, pero definitivamente no somos los mismos que a cualquier advenedizo llamábamos "pana".
No sólo falta el pan, la harina y el papel... también tenemos escasez de gente y de humanidad.
PANAS... no hay

y tu eres el número:

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