lunes, 26 de julio de 2010

Historia de Amor


- Parece que este es el adiós, dijo Rosario sin mucho alboroto.
- ¿En serio? Preguntó José María con los ojos llorosos.
- Sí, así es.
-¿Estás segura que no hay nada que pueda hacer? Volvió a preguntar José María con la voz quebrada.
- El problema, José María, es que hay demasiado por hacer. ¿Puedes tu enmendar todo el daño que has hecho? ¿Puedes tu enfrentarte a la familia que tanto le temes para luchar por esta relación? ¿Crees finalmente, que el amor que te he dado es suficiente para que tu hagas lo mismo por mi?
José María calló. Durante meses había engañado a Rosario, haciéndole creer que era una persona totalmente distinta a quién realmente era, ocultándole cosas trascendentales de su vida personal tras frases cortas o regalos que obnubilaban la vista y la razón de Rosario.
- ¡Yo lo estoy intentando, Rosario, créeme! Respondió José María
- Intentando. ¿Y piensas que intentarlo es suficiente? ¿Intentar es el verbo correcto para redimirte? ¡Imagínate si Simón Bolívar, Ghandi, Abraham Lincoln, Marie Curie, Luis Pasteur, Albert Einstein sólo lo hubiesen intentado! Las cosas que nos importan en la vida requieren decisión, compromiso, acción, perseverancia, responsabilidad. Sin esas condiciones, no logran ser más que un deseo que no se materializa, es decir, un sueño.
José María volvió a callar. Rosario tenía razón. Habían sido muchas las promesas no cumplidas, los sueños rotos, el tiempo desperdiciado en tonterías que no los habían conducido a ningún lugar. Era el momento de tomar una decisión definitiva respecto a lo que quería o estaba dispuesto a hacer con su futuro. Con ella. Con todos.
Esta historia continuará…

domingo, 25 de julio de 2010

Ojos que no quieren mirar


Santiago es bello: esos ojazos azules, con ese look impoluto donde no se mueve un cabello rubio, esos dientes como perlas que casi encandilan al sonreir… Esa voz de Clark Gable… Es bello.
Arturo por su parte, es bello a su manera: un muchacho de muy finos modales, con una cara angelical y unos hoyitos hermosos que se forman cuando te regala una sonrisa… un prospecto que ninguna muchacha casadera ignoraría a verlo pasar.
Santiago es el “mejor amigo” de Arturo. Ellos crecieron juntos, estudiaron juntos, trabajaron juntos, renunciaron juntos, montaron una empresa juntos. Hasta ahí, todo es bastante normal. La situación comienza a cambiar de color, cuando toda actividad emprendida por cualquiera de los muchachos, es automáticamente seguida por el faltante. Si Arturo busca agua, busca para los dos. Si Santiago compra café, compra para los dos. Los hombres suelen hacer amistades duraderas y cercanas, pero jamás se llevan uno al otro como llaveros.
Cuando Santiago se enferma, Arturo le cuida. Al punto, de llevarlo a su casa a comer y dejar él de hacerlo… cuando Santiago vive en las afueras de la ciudad.
A la vista de quienes los rodeamos, es muy claro que la amistad entre Arturo y Santiago ha trascendido. Cosa que en lo absoluto es objetable: cada quién elige como vivir su vida; y mientras no le hagan daño a nadie, bienvenida sea la amplitud de mente.
El asunto es, que la familia de Arturo es notoriamente homofóbica. En su familia “no se ve de eso”, y la homosexualidad es vista con burla y desprecio. Todo lo antes descrito, pasa ante los ojos indiferentes de primos, tíos, e incluso padres. Pero, curiosamente para ninguno es extraña la actitud de Arturo y Santiago: “es que son amigos desde chiquitos”. Amigo el ratón del queso, y sin embargo se lo come, decía mi abuelita.
En la vida, tolerar es importante, pero aceptar es vital. Aceptarnos como somos, con nuestros gustos y preferencias, sin cambiarles de nombre o connotación. Las cosas son lo que son, aunque queramos disimularlas o ver hacia otro lado para fingir que no pasan.

sábado, 24 de julio de 2010

Es cierto, no eres mi amigo!


Un amigo es, ante todo, honesto. Si quiere decir sí, es sí, o viceversa. Pero un amigo no te dice sí, pensando en no. Si así lo hace, es porque no es tu amigo de verdad.
Los amigos son transparentes, no viven en la sombras. Tienen un entorno, que conforme la amistad crece, te lo muestran… y tu, muestras el tuyo. De esa forma aparecen las raíces y las ramas de la amistad.
Los amigos son incondicionales. Están en las buenas y las no tan buenas. Y cuando no pueden estar, te lo dicen de forma amable.
Un amigo se preocupa por tu bienestar. Es decir, vela por que las cosas que hace o dice no te hieran innecesariamente. A veces te dice cosas rudas, pero es porque necesitas escucharlas sin adornos.
Cuando un amigo te miente… pues es porque era INEVITABLE. Pero en el término de la distancia, seguramente te dirá: “yo te dije esto por X, pero la verdad es Y. Lo lamento”
Cuando un amigo te hace daño, si es tu amigo realmente lo enmendará!
Basándonos es estas premisas… Eres tu mi amigo?

lunes, 19 de julio de 2010

Algo se nos perdió...


Hoy cuando llegué a mi trabajo, me llamó un compañero y me dijo: “chama, a la mamá de menganita le encontraron una aneurisma cerebral y tiene que parir las perlas de la Virgen para mañana” Yo pregunté: “y cuantas lleva?” Me respondió: “el nylon para montarlas”.
COÑO! (Perdónenme, pero eso fue lo que dije, no cabía otra expresión) Hay que ayudarla. Vamos a hacer una vaca en la oficina y después le pedimos al señor Alonso. Ok. Operación vaca en proceso.
Si bien es cierto que todos dieron, fue increíble como había que explicarles casi que con un DVD de Discovery Home and Health, cual era la gravedad de la situación y el por qué debían dar el dinero ya, de ipso facto, no para cuando paguen las utilidades.
Reunida la cuota de los compañeros, hice mi cruzada con el señor Alonso. Su gran ayuda, fue prestarle el 20% de lo que menganita necesitaba, sin intereses. La verdad, admito que sentí una cuota de incomodidad. Primero porque sé que el señor Alonso podía prestarle todas las perlas sin siquiera notar el movimiento de un decimal en su balance personal. Segundo, porque menganita tiene solo 24 horas para recolectar las perlas, ya que gracias al gobierno revolucionario en los hospitales te operan, pero tienes que llevar hasta las lágrimas. El hospital sólo pone la “mano de obra”, con el perdón de mis muchos amigos médicos.
Ingenuamente, me acerco a un hermano del señor Alonso. Pensé: como es un señor mayor, seguro colabora porque entiende el caso. Mi mayor sorpresa fue ver que el señor José me dijo “no pensarás darle la plata a menganita, deposítala en la clínica o ve tu misma a comprar los implementos de la operación”
La verdad, sólo aquella grosería famosa de quince letras fue lo único que pasó por mi cabeza. Encima de no poner “ni pa’l fresco”, va a venir a dudar de la integridad de menganita, y me va a mandar de fiscal del ministerio público? Vaya y lávese ese paltó. Yo ni dudo de la gente, ni tengo tiempo para su rol play game.
Realmente, lo que más me preocupó es ver cómo estamos perdiendo la capacidad de dar sin esperar nada a cambio. Cómo no tenemos un poquito de empatía para ponernos en el lugar del prójimo y pensar, que lo que hoy le pasa a menganita mañana podría pasarnos a nosotros. Sólo nos ocupamos del aquí y el ahora, y exclusivamente de lo que nos toca directamente.
Sería bueno empezar a buscar lo que se nos perdió...y entender que un lugar mejor donde vivir se construye entre TODOS, trabajando juntos, ocupándonos y dejando de lado nuestro egoísmo a la hora de servir a los demás.

jueves, 15 de julio de 2010

Decepcionada


Razón tenía Carlos Baute cuando cantaba su célebre canción “yo me quedo en Venezuela”: no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista… Lo que nadie se percató en su momento, fue de las letras pequeñas… yo NO me quedo en Venezuela.
Y es que ¿cómo quedarse? Todos los días sale alguien a la calle buscando a quien timar, a quien robar, a quien venderle algo falso como legítimo… es insoportable el tener que salir día a día con el dedo en el gatillo, siempre a la defensiva, tratando de no salir JODIDO, con el perdón de mis queridos lectores.
A mi me han hurtado cosas de la casa y ni rastro de conocer al culpable… casi que dejan una tarjetica tipo “El Tornado”. Un motorizado gentilmente me chocó, partiéndome un retrovisor del carro, y el taller “autorizado” por el seguro se robó el repuesto y trato de engañarme con un espejo que no era el de mi carro. A una amiga le robaron su cartera en su propio negocio! Es que nadie respeta nada…
Y la consigna de mico es que si alguien tiene, se lo podemos quitar. DIOS. Nosotros realmente siempre hemos vivido en la anarquía, pero ahorita como que la sobre estimulamos! Existe media ciudad que no visitamos por temor a ser robados, o secuestrados… sin hablar claro del peor desenlace, que también es posible.
Salimos a la calle, desvalijados, con la menor cantidad de cosas que pueda llamarle la atención a alguien más. Procuramos no hablar demasiado de nosotros mismos con desconocidos, por temor a lo que puedan hacer con esa información… Y no estamos hablando de la Venezuela oligarca; esa sale a la calle en carros blindados y guardaespaldas enfluxados. Hablo del común del Venezolano, del que cobra quince y último, espera sus piches cupos para ver si se ahorra cuatro pullas en las cosas que solían gustarle y que ya no traen o aquí cuestan las perlas de la virgen.
De verdad, es difícil reprocharle a alguien cuando se va del país. Y no es que la gente se muda a Suiza o a Finlandia (seguro habrá algún caso). El desespero llega a tal punto que Colombia, Perú, Guatemala, México, Panamá o cualquier republica bananera es mejor opción que vivir en nuestra pequeña Venecia.
“Todos somos Polar”. Cada vez que leo esa frase mi cerebro responde “jaja, todos somos idiotas”. Nuevamente me disculpo con mis lectores, pero es que en cuál cabeza cabe, que la mejor solidaridad que podemos mostrar es rayando carros y poniendo semejante frase en los nicks de de los teléfonos inteligentes? Es cierto, algo hay que hacer si no queremos quedar como Napoleón en Waterloo, pero dudo que la respuesta sea tan simple como armarnos con Cherry Blossom color blanco.
Me apena que Carlos Baute no se equivocara, y que su mensaje se mantiene subliminalmente presente en la actualidad…. Aquí no hay quien viva.

viernes, 2 de julio de 2010

Me cae mal Messi!


Ese Cristiano es un engreído! Kaká es tan pana… y Forlan, qué humilde es!
Esos son sólo algunos de los comentarios que escuchamos en época de mundial. A mi, particularmente me causan mucha gracia, porque a decir verdad a ninguno de los cuatro sujetos los conozco en persona. De casualidad los he visto por la televisión o en fotos, pero nunca me he tomado una cerveza, ni hemos ido juntos a la Colonia Tovar, ni recuerdo haber compartido ningún cumpleaños.
Los seres humanos amamos los juicios temerarios. Nos encanta opinar y criticar sobre la vida y las conductas ajenas, como si fuesen propias. En algunos casos, como con las personas famosas, lo que digamos o dejemos de decir, es sólo bulla. No le hace daño a nadie. Especialmente porque no puede dañarte el comentario de un perfecto desconocido.
Cuando sí hace mucho daño, es cuando la persona de la cual emitimos juicio no es famosa, ni sabemos de ella a través de la prensa del corazón, sino que se trata de algún allegado nuestro con el cual compartimos en la cotidianidad. No hacemos el mínimo esfuerzo por hacer empatía con el prójimo, y temerariamente emitimos juicios sobre sus acciones y decisiones. “Fulano está loco si hace eso” “Menganita está equivocadísima al meterse en ese berenjenal” Y acaso nosotros conocemos a cabalidad lo que pasa en la vida y el entorno de Fulano y Menganita para juzgarlos por lo que decidieron? Cómo lo haríamos nosotros? Mejor? Distinto?
Deberíamos aprender que algunas veces, la mejor palabra es la que no se dice. Calladitos nos vemos más bonitos.

y tu eres el número:

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