Hoy, en una reunión, salió a colación una anécdota respecto
a los mecanismos de crianza de mi papá… uno de los oyentes me dijo, al
finalizar mi relato: “se nota el trabajo que tus padres hicieron contigo”. Esa
persona me conmovió.
No es que yo sea Juana de Arco, ni Simón Bolívar, pero lo
que esa persona me quiso decir lo entendí y mi frustración radica en otro
punto: jamás me di el permiso de agradecerle a mi padre por hacerme la persona
quién soy hoy día.
Papá me llevaba muchos años, por lo que pasada la niñez lo
que vino fue joropo, y nadie nos dio alpargatas. Nos costaba mucho entendernos,
y éramos como una serpiente y una mangosta.
Conforme siguió pasando el tiempo, y yo crecí, empezamos a
parecernos… y a llevarnos mejor. Justo cuando habíamos alcanzado el par
emocional, punto en el cual nos sentíamos orgullosos y admirábamos en secreto
al otro, papá se fue.
Nunca le dije que lo admiraba! Y mucho menos le dije lo que
me complacía parecerme a él! Lo reconozco: ha sido uno de mis mayores actos de
estupidez.
Mi afán por no mostrar lo que pensaba me llevó a un lugar
del que no se puede salir en esta oportunidad… mi papá se fue. Como saben
muchos, mi papá dejó su cuerpo y envió a un inquilino, mi querido Cucú. Y no
importa cuantas veces yo le diga a Cucú lo orgullosa que estoy de ser hija de
mi padre, estoy consciente de lo poco que él puede asimilar de esa afirmación.
Las personas evitamos decir las cosas buenas que pensamos o
sentimos por otras, por el miedo a lucir vulnerables; a que esas personas
utilicen esa información en su beneficio. Y dejamos de decirle a quién amamos
que lo amamos, a quién respetamos que lo hacemos, dejamos de demostrar nuestros
sentimientos de conexión sublime, esperando que la otra persona sea quién se
doblegue y lo diga primero.
Importa realmente quién lo dice primero? No. Pero importa
muchísimo si lo dejamos de decir.
Espero que esta lección me sirva para ser más honesta, menos
dura… y que le sirva a otros a no caer en ese juego cruel de pretender
indiferencia; porque al final es perjudicado mayor es uno mismo.
P.D.: GRACIAS PAPA, POR EDUCARME DE FORMA TAL QUE CADA DIA ME PAREZCO MAS A TI.
2 comentarios:
Me encantó tu post! Es así... hay que decir lo que uno ama, siente, se enorgullece y admira a otro ser humano... especialmente a los padres... Te aseguro que tu papi lo sabe... aunque no veas su cuerpo... mi doctor siempre dice: Somos seres espirituales con experiencias humanas, no seres humanos con experiencias espirituales...
siendo así
te digo que en cierta forma, te extraño, tiempo sin saber de ti
jajajaja
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