Nunca se aprecia tan bien eso de “los recursos siempre son escasos” como cuando se organiza una boda. Quieres invitar hasta a la señora que te hacia las empanadas de queso en la cantina del colegio, pero ¡no se puede!
Quieres que el “magno evento” quede impecable: que los dendrobios sean fucsias y no morados, que a los tequeños el queso se les estire como a los ñoquis al teléfono, que los Cosmopolitan los apruebe Carrie Bradshaw, que la música sacra la dirija Dudamel… y ahí es cuando te acuerdas de la clase de evaluación de proyectos donde te dijeron: “y el total se divide entre los comensales” Ergo, cada empanadera, parquero, enfermera, nana, amigo del alma, compañero de tesis, etc. tiene un valor en metálico para asistir.
Querer verlos ese día? A todos y cada uno de los que de una forma u otra han estado compartiendo el camino… sobre todo a los que caminaron por las espinas. Pero la realidad es menos sutil y el famoso “recurso escaso” impide la producción de invitaciones masivas.Quieres que el “magno evento” quede impecable: que los dendrobios sean fucsias y no morados, que a los tequeños el queso se les estire como a los ñoquis al teléfono, que los Cosmopolitan los apruebe Carrie Bradshaw, que la música sacra la dirija Dudamel… y ahí es cuando te acuerdas de la clase de evaluación de proyectos donde te dijeron: “y el total se divide entre los comensales” Ergo, cada empanadera, parquero, enfermera, nana, amigo del alma, compañero de tesis, etc. tiene un valor en metálico para asistir.
“No es falta de cariño, te quiero con el alma” dice una canción. Y es asi. De ser posible, la lista sería de muchas más páginas, y el tiempo inagotable para los besos, las risas y los abrazos de felicitación. Pero hay que adaptarse a lo que se puede afrontar, asi que a muchos habrá que llevarlos en el corazón ese día… aunque el vestido apriete!
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