domingo, 24 de enero de 2010

Costumbres


Hace muy poco estuve con mi amigo Alfonso, quien estaba atravesando una crisis de pareja. Alfonso, tras cinco años de relación, sentía que había perdido la ilusión, la emoción de compartir tiempo con su pareja, pero lo más duro para él, era el haberse perdido a sí mismo tratando de adaptarse a todas las exigencias que le hacía Federica.
Federica, una mujer de mundo y bastante mayor que Alfonso, se había hecho “gente” en la universidad de la vida. Venia de una familia bastante humilde, oriunda de un pueblito latinoamericano. Pero ella se propuso como muchas otras personas con dichos antecedentes, dejar la miseria atrás y no volver a verla más que en fotos.
Fue así como Federica conoció el mundo como aeromoza, y de paso a un marido que le brindo la estabilidad económica que ella deseaba. Un día, se descubrieron acabados como pareja, y decidieron divorciarse sin mayores contratiempos.
Es en este punto que Federica conocio a Alfonso, quien la verdad viene de una familia educada, organizada, trabajadora… unos antecedentes bastante buenos en líneas generales. Pero por la causa desconocida, eso era insuficiente para Federica.
Según ella la familia de Alfonso era de malas maneras, tenía dinero pero no conocía la “clase”, Alfonso era corregido diariamente y en público por su forma de caminar, de bailar, de vestirse, de relacionarse socialmente… hasta por gustarle las palomas. Esa obsesión de Federica por hacer de Alfonso “un hombre mejor” mató el amor de Alfonso… al punto que Alfonso comenzó a considerar dejarla por alguien que lo aceptara tal como es él.
Lo hizo! Por un mes Alfonso se dio el espacio para ser él mismo y hacer lo que quería cuando quería sin ser corregido… mientras Federica lloraba amargamente su abandono, el cual pensaba no era realmente su culpa. Finalmente se doblegó y llamó a Alfonso… le pidió una última conversación.
A pesar de los cinco años de críticas, Alfonso decidió que la costumbre y la rutina que tenía con Federica eran muy valiosas y que el atreverse a afrontar ante su familia su nueva situación de soltería era más de lo que podía manejar, así que se reconciliaron y Alfonso volvió a su hogar.
No sé si Alfonso es feliz. Será que como decía Rocío Durcal, la costumbre es más fuerte que el amor?

No hay comentarios:

y tu eres el número:

Term of Use