jueves, 2 de junio de 2011

100% libre de humo


Desde ayer hay un nuevo reglamento en el país, referente a la prohibición de fumar en muchos lugares; como discotecas, restaurantes, centros comerciales, etc.
Insólitamente para mi, ayer mismo empezó a correr una cadena de fumadores quejándose de por qué debían prohibir fumar, mientras existe un nivel tan desbordado de delincuencia e inseguridad. Que sería preferible un espacio libre de hampa.
Es cierto, seria una gran cruzada gubernamental reducir los niveles de inseguridad actuales. Pero hay una cuota de responsabilidad personal en la que todos podemos colaborar. Es decir, en líneas generales los venezolanos tenemos nuestro propio código de seguridad para colas, viajes, fiestas, y demás situacones de riesgo y exposición. No nos excenta del todo, pero se disminuyen los riesgos.
En cambio, el humo del cigarrillo es como un grano de arena, se mete por todos lados sin pedirle permiso a nadie. Así, yo puedo estar felizmente comiendo cuando debo respirar el humo de una persona que está a tres o cinco mesas de distancia de mi mesa.
Más aún, y ésta ha sido mi experiencia de vida: el cigarrillo puede robarte una parte importante de tu vida y tu alegría, sin preguntarte si estás de acuerdo con eso.
Los cincuenta (50) años de fumador de mi papá dejaron como consecuencia una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (conocida por sus siglas como epoc). Esto, unido a un capítulo cerebral lo transformó en un niño de 3 años atrapado en un cuerpo disfuncional de 81 años. Su vicio además de generarme un profundo dolor por verlo tan disminuido como ser humano, también me trajo una gran carga de responsabilidad, pues de la noche a la mañana la vida cambió como un reality show.
"Déjame fumar, que si me muero me muero yo" FALSO. Porque no sabes si te vas a morir de golpe, o si simplemente nos vas a matar a todos poco a poco con un padecimiento crónico.
Bravo por un espacio libre de humo.

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