martes, 2 de noviembre de 2010

Amigos

Mi papá trabajo 46 años en el mismo centro de salud. Llegó casi que poniendo las inyecciones, pues llegó como residente y su trabajo lo llevó al más alto puesto posible, al igual que a sus compañeros. Eran dueños y directores.
Al día siguiente de su evento, su “amigo” del alma llegó recomendándome que le vendiera hasta el alma. Mi papá aun vivía y aun vive. Su “amigo” ha decidido que él no me quiere en su junta directiva, aun sabiendo que legalmente me corresponde. Cómo se sentiría él, si tras 46 años luchando hombro a hombro por el mismo sueño, fuese papá quien quisiera despojar de lo que le corresponde a su familia?
Papá jamás me explicó nada. Ni a mi, ni a nadie. Pero sí confió ciegamente en este señor, que ni lo pensó en las primeras de cambio para apoderarse de lo que no es suyo.
Caras vemos, corazones no sabemos

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