domingo, 13 de febrero de 2011

Envejecer

Envejecer, creo que es la experiencia más dura que he visto. Y no tiene nada que ver con el aspecto... es una pérdida gradual de libertades y beneficios, a los que bien por esfuerzo o por suerte tenías acceso.
Es aceptar que otros, a quienes probablemente no considerabas aptos, deban decidir por ti. Es hacerte lentamente dependiente de las cosas simples, como ir a la panadería o la frutería. Además de la restricción natural que causa el desgaste del organismo: la acidez, la arterioesclerosis, la diábetes, etc.
Algunas personas, tienen la gran dicha, de envejecer libres. Aptos para todas sus actividades cotidianas. Otras, afortunadas en menor escala; envejecen lentamente y poco a poco se van adaptando al estado primario de dependencia, y van asimilando el proceso.
Pero existe un tercer grupo muy desafortunado: es al que le tocó de golpe, verse disminuido en su poder de decisión y acción. Es el grupo que de la noche a la mañana se encuentra en condición de minusvalía, y su dependencia es casi absoluta de terceros. Ese grupo en mi parecer, es el que más sufre.
Por qué? Simple: cuando tus hijos son pequeños tu los educas amorosamente, y sus pequeñas fallas pueden transformarse hasta en chistes. Pero no es un chiste que tu papá no quiera ponerse el pañal y vaya orinando todas las sillas en las que se sienta. Cuando tu mamá se pone impertinente es muy poco probable que tu sonrias, como lo harías con una impertinencia de un niño pequeño. Porque la niñez trae una dependencia controlada: el que que manda eres tú. Pero en la vejez, aunque vuelves a tener el mismo niño, generalmente este niño no se deja mandar y siente que eres tú el que debe obedecer.
Yo espero que si me toca envejecer tanto como para clasificar en alguno de estos grupos, no me toque el tercero. Porque la muerte se ve más atractiva que esta vida de limitaciones.

1 comentario:

Ira Vergani dijo...

Sabes que es lo peor? que aunque es cierto lo que dices, el apego al cuerpo fisico es tan fuerte que uno prefiere tener a la mama impertinente o al abuelo que no obedece, asi rejodidos, que no tenerlo. La ausencia fisica es durisima, es mas fuerte que la ausencia de alma o raciocinio, es la peor de la ausencias. Aunque sea muy dificil trata de disfrutar esos momentos que hoy tienes porque cuando inexorablemente llegue la muerte desearas tener al cuerpo que no hace caso para abrazarlo y desearas tener la mirada de la impertinente. Hang in there chama...you can do it.

y tu eres el número:

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