jueves, 17 de octubre de 2013

Necesidad de rebelión

El domingo pasado fue un día bastante atípico en mi rutina, dado que gracias a la inseguridad prácticamente no salgo. Sin embargo, ese día tenía dos eventos familiares: un baby shower y una parrilla. Ambas de primas.
Primero fuimos al baby shower. Siempre es divertido reunir a un mujerero que se conoce al menos a la mitad de los invitados y ponerlas a jugar boberias. Sin novedad.
Al salir de allí, fuimos al otro evento. El edificio donde vive mi prima está ubicado en una calle sumamente angosta; tanto que no pasan dos carros por la misma si hay carros estacionados de un lado.
A la hora de irnos, llegó el colpaso. Un taxista frente a nosotros, conminándome a que me montara en la acera, cuando ya mi prima me había advertido que el que sale (o sea yo) tenía prioridad y el debía retroceder.
Cuando finalmente nos pusimos de acuerdo (tuve que montarme en la acera) quedamos en una distancia en la cual podíamos hablar. En lo que el señor comenzó su alegato abusador le dije "por eso es que usted es taxista y yo no"; a lo que el señor respondió: "y usted es una pobre señora".
Mi mamá entró en pánico: "cómo se te ocurre ponerte a discutir, a ver si te persigue y te mata"
Ese es en realidad nuestro gran problema.
Dejamos que la ignorancia, el abuso y la marginalidad; transformaran a Caracas en la ciudad caótica, donde siempre es mejor bajar la cabeza ante el abuso que defender los derechos de pie.
Es cierto, siempre corres el riesgo que algún resentido pueda matarte, pero creo que no podemos seguir a merced del terror... porque en la medida que el terror nos paraliza, esta anarquía gana cada vez más terreno.
No niego que pudo ser una exposición innecesaria... pero yo ya estoy cansada de asumir con resignación que este país es de los marginales.

1 comentario:

Astrina dijo...

es como el dia que un motorizado me manoteó el capot del carro y baje el vidrio y le dije ¿que te pasa mmg? No se de dónde, ni como, pero me salió. Y el tipo siguió su camino, confundido entre si robarme o reirse. Luego de eso, vino la tembladera y la paranoia de "me van a caer mas adelante varios motorizados para robarme, lo se"

Un país que nos ha transformado a algunos, no siempre para bien.

y tu eres el número:

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