domingo, 26 de enero de 2014

Nadando con tiburones

Recuerdo esto como si fue ayer... y sigo inmensamente agradecida con la vida por ello.
Hace casi dos años que nos dijeron "me voy a Ecuador". Más o menos con que se come eso? Mi comadre y yo caímos estupefactas con esa noticia.
"Si, si, me voy" Nos recalcaron. Y como hacemos siempre, pues te damos alas para volar y razones para volver... eso hacen las amigas. No escribo buenas porque es redundar.
C se fue para Ecuador, con un plan que por diferentes motivos no resultó muy exitoso. Estaba realmente agobiada y mi comadre y yo, preocupadas.
"Tranquila que yo te voy a visitar", pensé ingenuamente yo, que la iba a ayudar a salir de la situación que atravesaba, al menos con apoyo moral. Jamás me imaginé que sería yo la rescatada en ese viaje.
- Me voy para Ecuador a visitar a C- fue lo único que dije en mi casa. Obviamente, hubo reacciones al respecto, pues era la primera vez desde que mi papá enfermó que se quedarían solos. Pero para todo hay una primera vez.
No recuerdo ya a quién contraté ni quién hizo qué, pero me fui. Al principio fue un clásico viaje de turismo: los sitios típicos, las comidas, etc... pero ya habíamos acordado ir hasta Galápagos. Total, si ya había llegado tan lejos, era un empujoncito más.
Debo decirles que ir a Galápagos puede ser toda una experiencia... sólo con la travesía! Dos horas en avión desde Guayaquil, mas 15 minutos en bus para subirnos a una especie de chalana, 45 minutos mas en taxi hasta llegar al puerto, 2 horas mas en lancha rápida, otro taxi bote y un taxi... como 9 horas de viaje con dos maletones y sin valet... Una gozadera: era como ver a Tanya y Rosie de Mamma Mia haciendo turismo!
Llegamos a la posada en Isabela y nos dice el guía: para el paseo al volcán podemos hacerlo a caballo o a pie, a pie son como 3 horas... "A caballo!!!!" C me preguntó: y tu has montado a caballo antes? -no, pero ya estamos aquí-.  
Como todas las cosas que me pasan a mi, no podía ser un pony, o un burro... tenía que tocarme la Potra Zaina. El mocho caballo se mandaba sólo, y se metía por todos los lugares inapropiados e incómodos, llenos de matas y ramas. De paso, al regresarnos se consiguió con otros caballos y como que eso les causa celo, o emoción, porque salió desbocado y yo encima de él.
Al día siguiente nos tocaba la expedición de las tortugas y los tiburones. No era como en México que hay una red, los tiburones están en una especie de gruta donde tu ls pasas por encima a no mas de unos 2 metros de distancia, y cuando la gruta se acaba el guia dice "vuelta en u"
El agua era helada. A pesar de los trajes de neopreno el frío era espantoso! Eso sin contar que tampoco había hecho snorkeling en mi vida. C le decía a mi comadre: "no la reconozco". Después nadamos con pingüinos y tortugas... muy lindo.
Honestamente, si yo me hubiese podido ver desde afuera tampoco me hubiese reconocido. Así no solía ser yo. Pero ese paseo cambió mi vida.
Tan cerca de esos animales salvajes, tan lejos de mi casa, tan incapaz de controlar algo (mucho menos todo)... entendí que las personas somos necesarias, mas no imprescindibles, que aun la vida de mis padres continuaría sin mi; por lo que no tenía ningún sentido seguir manteniendo el pie en el freno mientras la vida seguía transcurriendo por el canal rápido, que mis problemas legales, o económicos o amorosos no podían ser los líderes de mi existencia. Entendí que la única persona que puede decidir como vivir mi vida, soy yo misma.
A partir de ese viaje, mi forma de percibir mis deberes y mis responsabilidades cambió. Dejé de preocuparme y comencé a ocuparme, dejé de sentir remordimiento por querer ser feliz y buscar esa felicidad con tesón, dejé de permitir que la vida de otros gobernara u obstaculizara mi vida...
Han pasado ya casi dos años de esa experiencia. Y debo dar gracias a la vida porque desde ese momento, a pesar de los días grises, lo que ha prevalecido en mi vida son bendiciones.
Y no pienso que Dios me tenga en un sitio distinto del que tiene a sus otros hijos, creo que sencillamente me di la oportunidad de ver la vida a través del cristal del optimismo y de la alegría en lugar de verla a través del cristal de la preocupación y la angustia.



Gracias por ese nado con tiburones, C. Me rescataste de mi propia vida!




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fue un viaje mágico. Ecuador fue útil para las dos. Te quiero,
C

Anónimo dijo...

El tiempo vuela! Como pasaron esos dos años. Me acorde que C por la carrera cancelada, q vaina.
Ch

y tu eres el número:

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