martes, 23 de diciembre de 2008

Qué decexción!


No, no es que estoy traicionando a mi abuelo Andrés Bello. Tampoco estoy perdiendo capacidades cognoscitivas. Estoy evocando a Andrés López, el autor de "La Pelota de Letras". Esa sensación, así, mal escrita y todo, fue la que me dejó en la boca la última película de James Bond; Quantum of Solace.

Yo no soy una particular fanática del agente 007, pero a pesar de las opiniones reconozco que Daniel Craig es un buen agente secreto. Sin embargo, hay una distancia representativa entre ser un super agente y ser un super hombre. En esta última entrega las habilidades de Bond se transformaron en superpoderes! Terrible. La escena del DC3 lo que provoca es indignación, ni el más ignorante la cree. (No se las cuento porque seguro alguno de los que lee esta entrada no ha visto la película).

No obstante, hay dos cosas que se muestran en la película que parecen irrisorias, pero no lo son. En especial para los venezolanos. Parte de la pelicula (por no decir toda) se desarrolla en Bolivia. Da aun mas indignación ver lo que es Bolivia y como nuestro presidente les regala el dinero a manos llenas, es casi como quemar los billetes.

La segunda cosa que es mucho más importante, es que la trama gira en torno al control de los recursos naturales, particularmente el agua. Para muchos parece ser un secreto que a la vuelta de 20 años la pelea mundial no sera por oro ni por petroleo, será por agua dulce. El 3% del agua del planeta es dulce, es decir que es apta para el consumo humano en alguna medida. Es el agua que le sirve a los animales y las plantas. Pero al parecer hacemos caso omiso a tal hecho, y botamos cualquier cosa en los rios y en los desagues de nuestras casas.

Alerta. Más allá de la calidad de la pelicula, algo es cierto: nadie le da al agua la importancia que merece, y nada de raro tendria que a la vuelta de unos años los magnates del mundo midan sus fortunas en mililitros.

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