martes, 7 de octubre de 2008

Bittersweet


Honestamente, prefiero los días en que escribo sobre cosas que me alegran, o que me llenan el corazón... pero es que si esto que estoy pensando no lo escribo me ahogaré con las lágrimas.

Ayer intuí algo que no me gustó, traté de ignorarlo... Pero resultó verdad. La hija de una vieja amiga se murió de algo más de tres años de edad. Ciertamente, este angelito vino con mas requerimientos que los angelitos comunes, pero era suyo!.

Yo no me atrevo a llamarla, porque no tengo la más remota idea de que cosa que no perfore el alma se le pude decir a una madre como ella... Para empezar ni hijos tengo, así que esa sensación que dicen sentir de la semillita que crece, la desconozco en su totalidad.

Sin embargo, adoro los niños, de todos los tamaños, colores y formas. Creo que los niños le dan alegría a la vida, y que son una bendición. Así que en cierta forma me imagino que es absolutamente indescriptible la sensación por la que atraviesa mi amiga.

Sé que las frases funerarias aquí estan de más. Tocará vivir el dolor, la ausencia y la sensación agridulce que deja en la boca haber tenido un ángel y verlo ir a tan corta edad.

Espero que Dios te de la resignación que necesitas para poder seguir viviendo. Adjunto el único texto que me da un grado de paz cuando me siento profundamente desolada:
No llores si me amas.¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oir el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?Creedme: cuando la muerte venga a romper las ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a ver a aquella que te amaba y que siempre te ama, y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.Volverás a verme, pero transfigurado, extático y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando contigo, que me llevarás de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.Enjuga tu llanto y no llores si me amas.
S Agustín.

2 comentarios:

Carito dijo...

Para mí es incomprensible la muerte de los niños y los jóvenes. No dudo que Dios tiene buenas razones, pero me declaro incapaz de verlas...

Toto dijo...

Eso es horrible tener que decir adios pero uno nunca sabe el valor de una llamada. Piensalo.

y tu eres el número:

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