domingo, 19 de septiembre de 2010

Bodas Venezolanas

Ayer nuevamente tuve la oportunidad de asistir al enlace matrimonial de dos angelitos… La verdad, material para escribir sobra en ese tipo de eventos, aunque voy a tratar de mantener el orden en mis ideas…
Primer acto: la iglesia
Aquí comienza el magno evento. Todos apretujados en la entrada, esperando que lleguen los protagonistas de la noche… el lio con respecto a donde nos sentamos, cuándo y quién lee, etc. En este punto, empieza el screening de rigor: qué ropa se pusieron las mamás de los novios, las madrinas, el cortejo, los amigos, etc… Aquí, se detecta rápidamente quién ve “how do I look?” o “what not to wear”. Menos mal que Tim Gunn no sabe dónde queda Venezuela…
La ceremonia puede ser variopinta: a veces se cuenta con tanto almidón que si alguien se dobla se parte. A veces, el padre rebosa en folklore y hasta te corre de la iglesia “porque viene una boda detrás
Segundo acto: el templete
Esta es mi parte favorita. Aquí, después de las felicitaciones, las lágrimas, los pétalos de rosas y las burbujas es que viene lo bueno. El gran protagonista de la noche, el tequeño. Pobres, ricos, locales o foráneos quedan derretidos ante esos 10 gramos de queso envueltos en harina. Boda sin tequeño no es boda.
Nuevos co-protagonistas acompañan al tequeño, como el cofre de los regalos. Este objeto varia desde el metal mas finamente forjado, hasta cajas de cartón que simulan un cofre real. Lo importante: mantener a la abuelita cerca para que no se roben el cofre.
Otro gran co-protagonista: la hora loca. Nadie sabe quién la inventó, pero ninguna boda que se precie puede prescindir de este evento. Durante un lapso no determinado, los invitados utilizan pelucas, sombreros, pitos, matracas, bufandas, y hasta pantuflas para bailar cuanto ritmo pegajoso existe. El himno de este evento, “vamos pa’ la conga” de Ricardo Montaner.
Tercer acto: La despedida
En años pasados, los novios desaparecían como Houdini de la fiesta. Posiblemente la curiosidad de la primera noche los mataba. Hoy día, que todo es tan moderno, la noche de bodas debe servir para cotillear sobre el matrimonio. Para los invitados, el final de la velada tiene multiples opciones: pelear por el centro de mesa, escurrir las botellas, escoger menú “pa’ po’ la”, atormentar con el llanto etílico al DJ o al cantante de la orquesta… en fin, cada quien ve como cierra la noche.
Lo que no queda duda, es que pocos eventos son tan divertidos como las bodas venezolanas…

1 comentario:

Juanjo Montoliu dijo...

Ah, por cierto, me puedes citar o lo que quieras. Faltaría más. Todo un honor.

Pero, de momento, no tengo previsto ir a una boda en Venezuela. Eso que me pierdo.

y tu eres el número:

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