lunes, 28 de julio de 2008

Los placeres inesperados


Hoy me tocó salir a "patear la calle", como se le dice al trabajo que no es de oficina. Justo cuando me tocaba irme, comenzó una lluvia torrencial, y debía caminar a donde había dejado estacionado el carro. "Te vas a mojar mucho" me decía la amiga con quien estaba... pero yo le dije: "No importa, no soy de azúcar".

Sentí un placer indescriptible al mojarme bajo la lluvia, fue como ser niña de repente: como si las gotas de lluvia que rodaban por mi cuerpo se llevaran toda la tristeza y la frustración que sentí el día de hoy... Me sentí limpia, purificada, renovada. Creo que debería mojarme más a menudo.


3 comentarios:

Carito dijo...

Que rico!!!!!!!!

Toto dijo...

Treme me pasó EXACTAMENTE lo mismo. Y yo se lo cuento a todo el mundo como si ese hubiese sido mi experiencia del año y todo el mundo y que "so what?" POR FIN alguien me entiende! jajaja

Doña Treme dijo...

Eres valiente... yo lo cuento en el blog porque solo una de mis amigas entiende este tipo de placer! El resto, pensaría que me falta litio en el cuerpo...
Ya sé que otras personas también lo entienden :)

y tu eres el número:

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