domingo, 13 de marzo de 2011

Una reflexión final


Aun recuerdo cuando hace exactamente un año, te dije que no viviría licántropamente. Y no mentí. Ni viví, ni vivo, ni viviré en la oscuridad que te caracteriza. No es mi naturaleza.

Imagínate! Ocultar a los cascanueces, inventar una enfermedad mortal, desconocer a todo tu entorno… eso NO es normal. Créeme. No hay ninguna razón de peso en el mundo para tanta y tan variada creatividad. Como dijo Nietzsche; “lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”.

Yo no te creo. Hace meses que dejé de creerte. Por qué? Demasiado simple: porque nunca dices la verdad.

Nunca he comprendido por qué piensas que tienes alguna oportunidad. Sin chance, bro. Las relaciones de pareja se construyen sobre el respeto, la honestidad, la confianza… y tu y yo no tenemos ni una barajita de ese álbum.

Gracias a un gran guía, puedo decir que te perdoné. No porque haya olvidado todo lo que sucedió, sino porque es la única forma de vivir en paz conmigo misma. Yo concordé mis miserias, y me siento mejor en ese aspecto. Pero no puedo vivir contigo, ni crear nada en ningún tipo de sociedad. Sería la cosa más absurda del mundo. No te creo ni la hora.

Cada quien elige como vivir. Si tu elección es la mitomanía, bien por ti. Yo no estoy aquí para ser juez de nadie, pero sé que así yo no voy a vivir. Sé que eso no me haría feliz, ni en el corto ni en el largo plazo.

Más allá de encontrar tu propia misericordia, espero que al menos nadie más resulte lastimado gracias a tu infinita imaginación. Creo que puedes capitalizarla y sacarle un gran provecho laboralmente hablando. Y no estoy siendo sarcástica, en realidad lo creo.

Adios,

v./

2 comentarios:

DINOBAT dijo...

El odio mata...

Ira Vergani dijo...

MIS RESPETOS POR ESTE POST...

Been there, done the contrary!

Ira

y tu eres el número:

Term of Use