martes, 23 de agosto de 2011

Dissapointment


Pensé mucho antes de escribir esto. Pensé si quería que lo leyeras o no. Pensé en sus consecuencias. Y finalmente, decidí escribirlo. Mi abuelita decía que por la verdad murió Cristo, así que si algún día lo lees quizás comprendas muchas cosas, o se decante la situación. En cualquier caso, tenía la necesidad de decirlo en alguna parte, donde de alguna forma se matizara el cuadro y luciera menos rudo, o donde no necesariamente la persona involucrada se diera por aludida.
Perdóname por decirte esto, pero hoy se me rompió una parte del corazón. Mi visceral forma de pensar no puede entender que tu te mantengas indiferente ante lo que sucede, porque a mi modo de ver, siento que dudas de lo que te digo. Siento que no crees, que piensas que la equivocada soy yo, cuando te he mostrado las pruebas de no estar equivocada.
Y lo que más me duele es que compares los afectos. Yo siempre he estado allí para ti. En todo, incondicionalmente. Acaso mi contraparte ha estado en la misma medida, apoyándote de igual modo? Siendo tu mano derecha o la izquierda, según lo has creído oportuno?
Tal vez, porque mis afectos son escasos no valoro lo que sientes por mi contraparte... Pero para mi es hasta ofensivo que me digas que nos quieres igual, considerando que en mi apreciación es el ser más bajo del mundo... no sólo me hace daño a mi, le ha hecho daño a muchos, incluso gente que también conoces.
Hoy, me di cuenta que mi incondicionalidad es unidireccional. De todo este proceso, ha sido lo que más me ha dolido! Si esta historia fuese al revés, yo no hubiese dudado nunca de ti, y siempre te hubiese defendido en voz alta. Al menos, hubiese dicho que delante de mí, nadie habla mal de ti.
Pero bueno... creo que no diré nada más. Las palabras dichas son como la leche derramada.


1 comentario:

Chemi dijo...

Queda la reflexión y seguir adelante.

Y así como la leche derramada, uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice....

y tu eres el número:

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